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8,17 €Mi abuela solÃa tejer bajo la palmera del patio trasero de casa, y a mà me gustaba admirar su perfil desde mi escondite. También me gustaba jugar con mis primos Pedro y Marta y con sus conejillos de indias. Me sen-tÃa feliz, a pesar de que mi padre no vivÃa con nosotros, pues estaba en la cárcel. Pero un dÃa todo mi mun-do cambió; asesinaron a mi madre y a mi abuela. Asà que me quedé solo. Por esa época, llegó al poblado un cura español de apellido Casla, con quien enseguida hice muy buenas migas.